A veces logran pasar desapercibidos pero
es rara la vez en la que intentas acercarte a ellos, atraídos irremediablemente
por su aura sin sentir ese frío que desprenden cuanto más cerca. Es entonces
cuando te preguntas...” ¿pero cómo he podido no notarlo...?ese frío estaba aquí,
pegado a ellos, debería haber sido suficiente" .Pero te acercas, quieres
ser admitido.
No tienen talento alguno, y son
conscientes de ello...pero trabajan duro duro durísimo y llegan donde querían,
escogiendo muy bien con quiénes se relacionan y quiénes son sus semejantes:
niños pijos, cantantes mediocres con aroma de algodón de azúcar en su voz, u otros,
que, como ellos, pagan su aburrido peaje de diario a las órdenes del jefe
,vestidos con corbata gris de Armani, encerrados en su oficina jugando a las
ensoñaciones, poniendo nombres grandes a cosas pequeñitas, pretendiendo ser y
no ser, estar y no estar, molestando, eso sí, con su arrogancia de luz
amarilla...usando términos divertidos, trasnochados, diminutivos näif para
referirse a estados de ánimo y tonterías semejantes a lo que quieren llegar a
ser.
Delgaditos cuarentones, bronceados de solárium,
con sonrisa pulida a golpe de tarjeta, que cuelgan en el facebook su último
corte de pelo y aprenden a posturear aquí, allá, qué guapos somos todos y qué
mortales y aburríos sois el resto.
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